Autogiro







El autogiro, utilizado durante la década de 1930 con distintos fines (militares, agrícolas y de exploración, entre otros), es un avión con un motor y una hélice convencionales, y un rotor de gran tamaño. Este rotor no está conectado al motor, sino que gira automáticamente con el movimiento hacia delante del avión. En la imagen aparece el Cierva C-40, construido en 1939.
Autogiro, nombre comercial de un tipo de avión diseñado a comienzos de la década de 1920 por el ingeniero aeronáutico Juan de la Cierva. El término se aplica a todas las aeronaves basadas en el principio de un rotor movido indirectamente para asegurar la elevación. El autogiro posee unas alas muy rudimentarias e incluso puede carecer de ellas; la elevación durante el vuelo se consigue mediante un gran rotor y varias aspas situadas encima del fuselaje. El avión va equipado con un motor y una hélice convencionales que lo hacen avanzar por el aire; el movimiento de avance hace girar automáticamente el rotor como un molino de viento. El rotor del autogiro, a diferencia del de un helicóptero, no va conectado al motor durante el vuelo, excepto en el momento del despegue en el caso de algunos modelos, en cuyo caso la aeronave se denomia “girodino”.
Al girar el rotor, cada una de las aspas se mueve hacia adelante por un costado de la aeronave y hacia atrás por el otro, creando una mayor fuerza de sustentación en el costado de avance. De la Cierva fijó independientemente cada una de las aspas al eje del rotor, de forma que un aspa pudiera ascender automáticamente, evitando así provocar un exceso de elevación o caída para lograr el efecto contrario.
La maniobrabilidad del autogiro se ve dificultada por el enorme par (inercia de rotación) producido por el rotor. Debido a la precisión giroscópica, cualquier intento de girar la aeronave provoca un vuelco que puede tener efectos desastrosos. Esto se puede subsanar al incorporar una articulación entre el rotor y el fuselaje a fin de que el primero pueda inclinarse hacia adelante, hacia atrás o lateralmente. De la Cierva experimentó con un pequeño rotor en la cola. Con este equipo la aeronave se puede controlar directamente, variando la velocidad de giro de las aspas del rotor o su inclinación, sin necesitar timones de dirección, elevadores o alerones. Algunos autogiros utilizaban dos rotores principales girando en sentidos opuestos y montados de forma coaxial o en los extremos de pequeñas alas de soporte situadas en ambos lados del fuselaje.
El autogiro puede ascender o descender con un ángulo muy pronunciado y por consiguiente es capaz de despegar o aterrizar en aeródromos muy reducidos; sin embargo, no puede elevarse o descender de forma vertical o permanecer estático en un punto fijo como hacen los helicópteros. Los autogiros se utilizaron a principios de los años treinta para enlaces militares, correo, exploración y fines agrícolas. En la actualidad han sido sustituidos por los helicópteros, aunque se siguen usando algunos modelos pequeños para la práctica deportiva.

viernes, 24 de septiembre de 2010

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