lunes, 14 de marzo de 2011

El Hoovercraft


VOLANDO SOBRE. .. LA SUPERFICIE DEL AGUA 

El esquema muestra cómo se desplaza un vehículo de colchón de aire. El
cuerpo (a) va equipado con un
a hélice (b) que proyecta hacia abajo el aire
aspirado desde arriba. Este se reparte entre el suelo y la plataforma,
consiguiendo así inflar una falda de plástico o de tela cauchutada, lo que permite al vehículo elevarse. Una hélice (d) orientable proporciona un aporte de aire en una dirección dada, y el vehículo, por reacción, se  desplaza en sentido contrario.


Sección de un aerodeslizador: se ve la cabina del piloto (a), el espacio
reservado a los pasajeros (b) y el reservado a los vehículos (c).


He aquí otro vehículo, quizás el más extraño de todos. Avanza rápidamente, con  gran estrépito, por tierra y por agua, pero  no toca ni la una ni la otra. Es el aerodeslizador (en inglés hovercraft, que significa  «embarcación volante»), un vehículo que  se desplaza verdaderamente como si volase ... deslizándose sobre un «colchón» de  aire que puede elevarlo hasta algunos metros por encima de la superficie que sobrevuela.  Cuanto mayor es el aerodeslizador, más  se eleva sobre el agua o la tierra.  Para elevarse y desplazarse horizontalmente, el aerodeslizador suele ir equipado con  turbopropulsores de hélice. Su longitud  es unas tres veces mayor que su anchura,  y su forma oblonga recuerda la de los  botes neumáticos, esas pequeñas embarcaciones de caucho inflables hoy tan frecuentes en nuestras playas.   Inicialmente, los aerodeslizadores fueron  puestos a punto para responder a las necesidades del ejército. Tras una fase de -,  estudio sobre prototipos, los primeros modelos, concebidos para transportar una so a  persona y algunas mercancías, comenzaron a surgía principios de los años sesenta. Actualmente, existen de todas dimensiones, y se utilizan para fines civiles, comerciales y militares. Así, los aerodeslizadores que están en servicio en el Canal de  la Mancha pueden transportar 40 vehículos y 250 personas a una velocidad que  alcanza los 150 km por hora. Si la idea de  emplear un colchón de aire es verdadera-  mente ingeniosa, existen, no obstante, lí-  mites que impiden un uso generalizado  de los aerodeslizadores. Estos vehículos  no pueden efectuar largos recorridos por  tierra firme, pues no pueden sobrevolar  terrenos excesivamente accidentados, al  igual que no pueden afrontar largos trayectos sobre el mar, pues la altura de  las olas compromete su estabilidad.  Así  mismo, el fuerte temporal les impide salir  al mar. 

El principio del colchón de aire es muy sencillo: el aire es aspirado,
comprimido y dirigido a la parte inferior del vehículo (a)
. Una «falda» de plástico o de tela cauchutada impide que el aire se escape por los
lados. S
e forma así un colchón de aire sobre el cual el vehículo descansa y desliza (aunque pese varias toneladas). Una vez formado, el colchón de aire sigue estando alimentado por un chorro de aire dirigido hacia abajo y hacia el exterior (b). La cantidad de aire que es necesario bombear está en relación con la magnitud de los accidentes del terreno o con la altura de las olas.

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