Paracaídas







Equipo de paracaidistas
Expertos en caída libre muestran una figura de dos personas según se aproximan hacia el suelo. Los paracaídas modernos tienen una forma rectangular con salidas de aire, que aumentan la probabilidad de un aterrizaje suave y seguro.


Paracaídas, velamen grande con forma de paraguas utilizado para reducir la velocidad de una persona o un objeto que cae por el aire, y que se transporta en los aviones como dispositivo de emergencia. El uso del paracaídas lo sugirió ya Leonardo da Vinci, pero el primer paracaídas práctico se inventó en la década de 1780. El aeronauta francés Jean Pierre Blanchard dejó caer un perro equipado con un paracaídas desde un globo en 1785, y en 1793 aseguró haber realizado el primer descenso humano con éxito utilizando un paracaídas. En adelante, los paracaídas se convirtieron en un elemento habitual del equipamiento de los pasajeros de los globos aerostáticos, y después de la I Guerra Mundial se adoptaron como sistemas de seguridad para los pilotos y los pasajeros de los aviones.
Un paracaídas diseñado para el uso humano suele ser un velamen de 7,3 m de diámetro, compuesto por cerca de 25 paneles de nylon o seda. El velamen tiene un pequeño agujero en el centro, que se mantiene cerrado mediante bandas elásticas pero que se expande cuando se abre el paracaídas, de forma que minimiza el tirón inicial de la deceleración. Las cuerdas del paracaídas están cosidas a las costuras de los paneles, pasando sobre la parte superior del mismo, y están conectadas en sus extremos a dos aros metálicos. El paracaidista está equipado con un arnés de estructura resistente que pasa sobre los hombros, alrededor del cuerpo y entre las piernas; a su vez, este arnés está unido a los aros metálicos. Cuando no se usa, el paracaídas se dobla de forma compacta en una bolsa de lona transportada por el paracaidista. El paquete está diseñado de forma que se abra de golpe con la ayuda de unas bandas de goma y unos resortes metálicos al tirar de una cuerda de cierre denominada cordón de apertura. El paracaídas también está equipado con otro de menor tamaño, que sale despedido del paquete al tirar del cordón de apertura y que arrastra al paracaídas principal.
Un paracaidista se lanza o se deja caer desde el avión y tira del cordón de apertura tras un intervalo de 3 segundos. Esto permite al paracaidista caer lo suficientemente lejos como para asegurarse de que el avión no estorbe la apertura del paracaídas. Una vez abierto, la persona desciende a unos 5,2 m/s, y llega al suelo con un impulso menor que si hubiera saltado desde una altura de 3 metros.
Durante la II Guerra Mundial, los ejércitos generalizaron el uso de los paracaídas mediante cuerpos especiales, que eran lanzados en zonas situadas detrás de las líneas del enemigo desde aviones de transporte. A menudo la altura de vuelo era pequeña y los paracaídas estaban diseñados de forma que se abrieran automáticamente al saltar mediante grandes cintas unidas al avión de transporte. En las guerras posteriores, los paracaídas se han utilizado para dejar caer equipamiento pesado, como tanques, camiones y cañones. La tela de un paracaídas de equipamiento pesado puede llegar a medir hasta 30 m de diámetro.
El diseño de los paracaídas ha ido mejorando con el paso del tiempo: los de diseño especial controlan la velocidad de descenso, el efecto del viento y mantienen la estabilidad según el peso y la forma del objeto que transportan. Otros paracaídas especiales se utilizan para decelerar naves espaciales, cohetes experimentales, aviones y coches deportivos. En la década de 1970 el paracaidismo deportivo se hizo muy popular.


miércoles, 16 de febrero de 2011

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