En la imagen se puede contemplar una página de la historia del ciclismo italiano y mundial. Gino Bartali (a la izquierda) y Fausto Coppi (a la derecha) cosecharon sus más grandes éxitos en el Giro de Italia y en el Tour de Francia. Bartali conquistó dos ediciones del Tour (1938 y 1948) y tres del Giro (1936, 1937 y 1946). Coppi, dos del Tour (1949 y 1952) y cinco del Giro (1940, 1947, 1949, 1952 y 1953). De sus respectivos triunfos, logrados en tres décadas diferentes, se desprende el carácter histórico del momento recogido en esta fotografía.
Ciclismo, deporte que incluye distintas modalidades y disciplinas que tienen en común la utilización de la bicicleta.
En la imagen, Luis Ocaña es felicitado por su hermano Antonio tras proclamarse vencedor del Tour de Francia el 22 de julio de 1973. Esta victoria del ciclista español puso fin a la hegemonía que Eddy Merckx había ejercido en la ronda francesa desde 1969.
Los ciclistas están considerados como deportistas especialmente esforzados, capaces de soportar un alto grado de sufrimiento, tenaces, valerosos y están necesitados de las mejores virtudes derivadas del compañerismo para poder alcanzar sus fines personales o colectivos. Los accidentes geográficos y las inclemencias meteorológicas son, en lugar de obstáculos, alicientes de toda carrera ciclista.
En la imagen, el ciclista italiano Francesco Moser durante el Tour de Francia de 1975.
Universal/TempSport/Corbis
Los testimonios más antiguos sobre este, hoy popular, vehículo se remontan hasta las antiguas civilizaciones de Egipto, China e India. Pero el auténtico antecesor de la bicicleta fue el celerífero, aparato consistente en dos ruedas de madera unidas por una barra de un metro de longitud, del mismo material, y que se desplazaba gracias al impulso de los pies sobre el suelo. Fue presentado por el francés De Sivrac a la corte de Versalles en 1790.
Greg LeMond comenzó a practicar el ciclismo como una actividad secundaria para mantenerse en forma al finalizar la temporada de esquí. Obtuvo la victoria en el Tour de Francia en 1986, 1989 y 1990. Su triunfo en 1989 por sólo ocho segundos es el más apretado de la historia de esta carrera.
REUTERS/THE BETTMANN ARCHIVE
Casi treinta años más tarde, en 1818, el alemán Karl von Drais unió la rueda delantera a un manillar de dirección móvil. Entre 1830 y 1840, el escocés McMillan añadió el juego de pedales y un tosco sistema por el que transmitir la pedalada a la rueda trasera. Pierre Sallemont agregó un juego de pedales en la rueda delantera en 1855. Ernest Michaux perfeccionó el sillín en 1861, el mismo año que aparecieron los rodamientos a bolas; su hermano Pierre fijó los pedales a la rueda delantera. Había nacido el velocípedo o michaudina, que fue completado por Sargent en 1865, con el añadido de la cadena.
Pese a que al principio de su carrera se dijo que sólo era un buen sprinter que pasaba la media montaña, la enorme calidad ciclista que atesoraba Jalabert le convirtió en un corredor muy completo, capaz de ganar rondas de tres semanas (lo logró en la Vuelta Ciclista a España de 1995) y apto para todo tipo de terrenos (venció en llegadas en alto e incluso se proclamó campeón del mundo contrarreloj en 1997).
Tim de Waele/Corbis
En 1867 las ruedas eran metálicas; en 1875 se introdujeron las de goma maciza y en 1889 John Boyd Dunlop inventaba la cámara —aro tubular de caucho relleno de aire, que aísla la rueda propiamente dicha del suelo—. La estructura fundamental de la bicicleta estaba ya diseñada, aunque su peso no bajara entonces de 40 kg y sus posibilidades motrices fueran sólo rudimentarias.
DISTINTOS ELEMENTOS DE LA BICICLETA |
En la actualidad, la bicicleta, el instrumento principal del ciclista, se compone de una serie de elementos que se describen a continuación. El cuadro, esqueleto o soporte de los restantes elementos, compuesto por tubos de materiales tan diversos como el aluminio o la fibra de carbono. El sistema de dirección, cuyo elemento fundamental es la horquilla, con diseños diferentes para las distintas modalidades ciclistas. El sillín, donde se sienta el ciclista. Las ruedas, que pueden ser radiales, de bastones o lenticulares. Son accionadas por los pedales, que transmiten el impulso de las piernas del ciclista a los platos que forman el pedalier, por lo general varios y de distintos desarrollos. Los platos están unidos a los piñones fijados en la rueda trasera por medio de la cadena. Se denomina desarrollo a la relación numérica entre los dientes de uno y otro; marca la distancia que recorre la bicicleta en cada pedalada. El sistema de frenado, compuesto por una vía de transmisión desde una palanca situada en el manillar hasta las zapatas que, por presión, detienen el movimiento de las ruedas.
EQUIPAMIENTO DEL CICLISTA |
Campeón del mundo en ruta (1995) y contrarreloj (1998), subcampeón olímpico en esta última disciplina (1996) y ganador de una Vuelta Ciclista a España (1998), el español Abraham Olano fue uno de los mejores corredores de la década de 1990. Consumado especialista en las pruebas contra el crono y gran rodador, sólo ciertas dificultades para superar la alta montaña le privaron de un mejor palmarés en las grandes competiciones de tres semanas.
Los principales componentes del equipo de un ciclista profesional son los que siguen. La camiseta o maillot, parte superior de la indumentaria, adornada con los colores de su equipo o con los que señalan los diferentes trofeos en las pruebas. Así, por ejemplo, el ganador del Campeonato del Mundo puede lucir, durante el año que dura su reinado, el maillot arco iris. El culotte, o pantalones ajustados al muslo que llegan hasta casi la rodilla. Están acolchados en su interior, con el fin de mitigar, en lo posible, la irritación causada por el roce continuo con el sillín. Las zapatillas, que poseen unas fijaciones especiales que encajan en el pedal. El casco —obligatorio en las carreras de aficionados y opcional en las de profesionales— que actualmente ha adquirido, sobre todo para las pruebas contrarreloj, características aerodinámicas muy espectaculares.
PRINCIPALES PRUEBAS Y MODALIDADES |
El desarrollo de las distintas modalidades y pruebas ciclistas es contemporáneo a la evolución del aparato y predominante en sus fórmulas actuales desde las primeras décadas del siglo XX. Su principal división es la que separa las pruebas en pista (ya sea cubierta o descubierta) de las pruebas de carretera, más populares y en las que, por lo general, se han asentado las leyendas de sus grandes héroes. Unas y otras tienen en común el sistema de medida, cifrado por el tiempo empleado en cada prueba. La primera competición de la que se tiene noticia se celebró en el Parque de Saint-Cloud de París, en 1868, y fue ganada por el inglés James Moore, que se supone llevaba ruedas metálicas.
La primera prueba en carretera propiamente dicha fue el recorrido de 33 km que separa a las ciudades italianas de Florencia y Pistoia, ganada por el estadounidense Rynner van Neste en 1870. Le siguieron la Vuelta al Lago Léman, en Suiza, en 1879, y la conocida desde siempre como el infierno del Norte, la París-Roubaix, organizada por primera vez en 1896, que circula sobre 22 tramos de pavés.
El primer Campeonato del Mundo en pista cubierta tuvo lugar en Aylestone Roads (Leicester, Gran Bretaña) en 1883. Resultó vencedor el francés Frédéric de Civry. Diez años más tarde, en 1893, el también francés Henri Desgranges, registraba el primer récord mundial de la hora, con unos nada desdeñables 35,325 km, recorridos sobre el circuito del velódromo Buffalo, en París.
El Tour de Francia, la prueba de ciclismo en ruta más prestigiosa del mundo, se desarrolla a lo largo de 25-30 días por el territorio francés y países vecinos. El ciclista que lleva menos tiempo invertido en la carrera es el portador del maillot amarillo y, al final, se proclama vencedor de la prueba. Steve Bauer, bebiendo, en la sexta etapa del Tour de 1990.
En esta última etapa del siglo XIX nacieron las primeras publicaciones deportivas consagradas exclusivamente al deporte del pedal y, también, la gran mayoría de las que se dedicaron al deporte en general.
El ciclista español Óscar Freire (en el centro, vistiendo el maillot arco iris de campeón del mundo) levanta los brazos victorioso tras imponerse a los italianos Giovanni Lombardi (izquierda) y Cristian Moreni (derecha) en el sprint final de la cuarta etapa de la Vuelta a España de 2000, disputada el 29 de agosto entre Valdepeñas y Albacete.
Pero fue ya iniciado el siglo XX cuando, gracias a ciertos entusiastas, apoyados todos curiosamente por publicaciones deportivas, nacieron las grandes carreras en ruta por etapas: el pionero Tour de Francia (el 1 de julio de 1903, de la mano del ya citado Henri Desgranges, apoyado en el predecesor de L’Équipe, L’Auto), el Giro de Italia (concebido por Costamagna, Cougnet y Morgagni, miembros del equipo directivo de La Gazzetta dello Sport, para el mes de mayo de 1909) y, más tardíamente, la Vuelta Ciclista a España (cuya primera edición se celebró en 1935, por iniciativa de Juan Pujol, del diario Informaciones, pero que había tenido su antecedente en la Volta a Catalunya, celebrada desde 1911). La principal prueba en ruta por etapas sudamericana, la Vuelta Ciclista a Colombia, no comenzaría a celebrarse hasta 1951.
París-Roubaix
La clásica París-Roubaix es, por su dureza, una de las más prestigiosas pruebas de un día del calendario ciclista internacional. En la imagen se puede ver a los corredores en uno de sus famosos tramos adoquinados.
Todas ellas tienen en común el ser carreras por etapas, es decir, se caracterizan por disputarse cada día una sección, más o menos larga y de características variables, del recorrido total, que se realiza, en la mayoría de los casos, a lo largo de tres semanas. Participan en ellas equipos, no individualidades, por más que cada equipo tenga un líder (conocido como jefe de filas), al que los demás componentes (denominados gregarios), ayudan a alcanzar el triunfo.
Las bicicletas de montaña llevan cubiertas más robustas y sistemas de suspensión y neumáticos más gruesos, a fin de superar los obstáculos existentes en las pistas forestales. Este deporte se practica por lugares donde resultaría imposible acceder con las bicicletas tradicionales.
Los principales trofeos concedidos por la mayoría de las grandes carreras premian a los respectivos vencedores de la Clasificación General Individual, del Premio de la Regularidad o Clasificación General por Puntos, del Gran Premio de la Montaña, de la Clasificación General de Metas Volantes, así como al equipo que ocupa la primera posición en la Clasificación General por Equipos y al corredor vencedor de cada etapa.
Lucho Herrera, ganador de una edición de la Vuelta Ciclista España y de cuatro de la Vuelta Ciclista a Colombia.
En la actualidad, en cada meta espera a los ciclistas una caravana que incluye reclamos publicitarios de los patrocinadores, emisoras de radio y de televisión, así como una multitud creciente de aficionados. Tras el pelotón o grupo de corredores marchan los coches de los directores de equipo y los entrenadores, masajistas, mecánicos, médicos y demás personal auxiliar.
En la imagen, la mejor ciclista de todos los tiempos, Jeannie Longo, celebrando una de las innumerables medallas y victorias conseguidas a lo largo de su dilatada trayectoria deportiva.
Además de las grandes rondas por etapas ya citadas, se celebran otras, muchas de las cuales tienen una duración menor a las tres semanas. Así, por ejemplo, la Vuelta a Suiza o la París-Niza, con sólo siete etapas. En España se disputan la ya mencionada Volta a Catalunya, la Vuelta a Andalucía, la Vuelta al País Vasco, la Vuelta a Asturias y la Vuelta a Aragón, entre otras.
La ciclista española Joane Somarriba (a la izquierda, con el maillot rosa) y la italiana Gabriella Pregnolato se felicitan mutuamente tras finalizar el Giro de Italia femenino de 1999. Somarriba se impuso en la clasificación general individual, y Pregnolato había ganado aquella última etapa, disputada el 11 de julio.
AFP/Corbis
Se denominan clásicas a las carreras en ruta de un solo día de duración. Entre las más conocidas destaca la prueba italiana que abre el calendario de la competición ciclista, la Milán-San Remo, cuya primera convocatoria se remonta a 1907. También se disputan en la actualidad la Vuelta a Flandes (1913), el Giro de Lombardía (1905) y la Lieja-Bastogne-Lieja (1890).
En 2000, el ciclista alemán Jan Ullrich ganó la medalla de oro en la prueba en ruta de los Juegos Olímpicos de Sydney. La plata y el bronce fueron, respectivamente, para Aleksandr Vinokourov y Andreas Kloeden.
Entre las competiciones de un día merece especial mención la prueba de fondo en carretera del Campeonato del Mundo; tiene características especiales, ya que su trazado cambia cada año según el país en el que se celebre. Iniciada en 1921 para aficionados, desde 1927 admite profesionales. En 1994 se incluyó también una prueba contrarreloj individual.
En la imagen, captada el 29 de agosto de 1998, el ciclista español Juan Llaneras posa victorioso con la medalla de oro que había conseguido en la prueba de puntuación del Campeonato del Mundo disputado aquel año en la ciudad francesa de Burdeos. Le acompañaron en el podio el alemán Andreas Kappes (plata) y el italiano Silvio Martinello (bronce).
En el transcurso de una carrera por etapas se reconocen distintos momentos y pruebas. En las etapas contrarreloj los corredores salen de uno en uno, con intervalos de tiempo variables, en función de cada tipo de competición, y en las que se mide el tiempo que se tarda en recorrer un trazado predeterminado. Las pruebas contrarreloj pueden ser individuales o por equipos. En el primer caso computa el tiempo de cada corredor en su cuenta particular; en el segundo, el tiempo del equipo lo marca el del quinto corredor del mismo que atraviesa la meta. Si en vez de un terreno preferentemente llano, la contrarreloj se efectúa en la subida a un puerto de montaña, la prueba se denomina crono-escalada. Las etapas más esperadas por los aficionados son las de montaña, muchas veces calificadas como de media montaña (si no incluye grandes cimas, pero sí frecuentes desniveles y repechos) o de alta montaña (si suponen el paso por altas cotas). En las distintas pruebas, los puertos de montaña suelen ser clasificados en una gradación que va desde los de cuarta categoría (pequeñas tachuelas) hasta los de categoría especial (los grandes colosos orográficos: Alpe d’Huez en el Tour, Mortirolo en el Giro y Lagos de Covadonga en la Vuelta a España serían tres válidos ejemplos). El descenso de esos mismos puertos, durante el que se alcanzan velocidades superiores los 100 km/h, requiere un arrojo singular y ha sido testigo de multitud de accidentes, algunos de ellos mortales. Uno de los grandes espectáculos que pueden contemplarse en el transcurso de una carrera son las escapadas, en las que uno o varios corredores aumentan su velocidad en un rápido y frenético cambio de ritmo con el fin de alejarse lo más posible del pelotón. El sprint es otra de las circunstancias supremas del ciclismo en carretera. Esa aceleración final, tras muchos kilómetros de etapa, se produce cuando los corredores llegan agrupados en pelotón a la meta.
Joseba Beloki, durante una etapa del Tour de Francia de 2002. El ciclista español acabó segundo en la clasificación individual final de aquella edición de la ronda francesa. Era el tercer año consecutivo que estaba presente en el podio de los Campos Elíseos, pues ya había sido tercero en 2000 y 2001.
Las pistas de los velódromos son ovaladas, de dimensiones variables —pero de un mínimo de 333,33 m para las competiciones internacionales—, con una superficie de asfalto, hormigón o cemento al aire libre y madera o macadan en pista cubierta, peraltadas en todo su recorrido, sobre todo en las curvas, para permitir las aceleraciones y altas velocidades con menor peligro para los ciclistas y una sucesión de líneas de dentro a fuera: una negra, de 20 cm de anchura que señala el límite de la zona de rodaje, otra roja, a 90 cm del borde, que marca la zona en la que pueden correr los velocistas y otra más, azul, situada a un tercio de la anchura total, para los especialistas de persecución tras moto y medio fondo. La meta y contrameta están marcadas por dos líneas de color blanco y una negra en su centro.
El ciclista español Igor Astarloa alza los brazos al cruzar la línea de meta en primer lugar y proclamarse vencedor del Campeonato del Mundo de fondo en carretera disputado en la ciudad canadiense de Hamilton, el 12 de octubre de 2003.
Las principales pruebas de pista son las que siguen. Velocidad, corren de dos a cuatro ciclistas, que dan tres o más vueltas al circuito, según sus dimensiones. Se contabiliza la velocidad alcanzada en los últimos 200 metros. Kilómetro contrarreloj, que no es otra cosa que lo que su propio nombre indica. Prueba de la hora, donde se contabiliza el recorrido efectuado en ese tiempo. Persecución, que puede ser individual (cuando dos corredores parten desde extremos opuestos de la pista y tratan de alcanzarse) o por equipos (en cuyo caso se siguen dos de cuatro miembros cada uno). Carreras por puntos, veinte corredores compiten anotando un número de puntos variable según su puesto al pasar por meta en vueltas predeterminadas. Eliminación, semejante a la anterior, pero en la que se elimina en vueltas determinadas al último corredor en atravesar la línea de meta. Por último, las pruebas tras moto, ya en modalidad keirin (dos o más corredores cada uno tras una moto y su resolución en un sprint final) o en modalidad stayer (se sigue la rueda de la motocicleta, sin llegar nunca a tocar una barra ajustada a su tren posterior).
Roberto Heras alza los brazos al imponerse en la vigésima jornada de la Vuelta Ciclista a España de 2000. Heras conservó el jersey oro con que aparece en la imagen hasta el último día de la competición, y logró su primer triunfo en la gran ronda por etapas de su país.
Otro tipo de pruebas que tienen lugar al aire libre son las de ciclocross (nacido en Francia a finales del siglo XIX y que deriva de los ejercicios militares), en las que los participantes siguen un recorrido a través de pistas embarradas y obstáculos, así como las de mountain-bike o ciclismo de montaña.
Alejandro Valverde cruza victorioso la meta de la décima etapa, Grenoble-Courchevel, del Tour de 2005. Tras el ciclista español puede vislumbrarse a Lance Armstrong, segundo en esa jornada y vencedor final de aquella edición de la ronda francesa.
El ciclismo fue deporte del programa oficial de los Juegos Olímpicos desde que se celebrara su primera edición de la era moderna en 1896. Pero no fue hasta los celebrados en Atlanta en 1996, cuando se permitió en ellos la presencia de corredores profesionales. En aquella cita brillaron con luz propia los españoles Miguel Induráin y Abraham Olano, medallas de oro y plata respectivamente en la prueba contrarreloj individual, y la corredora francesa Jeannie Longo, medalla de oro en ruta y de plata en la contrarreloj individual.
La bicicleta es también protagonista de una de las tres pruebas de que consta el triatlón.